jueves, 25 de septiembre de 2008

Bettina Pacheco: “La juventud inyecta juventud”

(Entrevista de personalidad) Por : Juan José Contreras Cárdenas.

Esta es la historia de una mujer emprendedora, que en medio de un mundo en transición ha estudiado el legado literario de otras mujeres, reivindicando el ser femenino y marcando un sentido reconocimiento a ese personaje que es madre, hija, hermana y amiga; Bettina Pacheco: el carisma proyectado hacia la pedagogía y la investigación.

“Yo nací accidentalmente en Maracaibo, por razones de trabajo mis padres vivían allí, pero en verdad mi vida ha transcurrido en Caracas hasta la adolescencia y los Teques estado Miranda, hasta que me gradué en el Pedagógico, hice mi maestría y me gradué en la escuela de letras de la UCV, hice una maestría en la Universidad Simón Bolívar de Literatura Latinoamericana y del Caribe”.

La profesora Bettina se dedicó a la docencia, es una mujer encantadora y llena de vida, sin duda una gran candidata para difundir conocimiento en la enseñanza, con una sonrisa aparentemente perpetúa en su rostro recuerda el origen de su vocación:

“Fue como un Azar, yo empecé estudiando psicología, mi papá quería que estudiara derecho, estudié un año derecho, en la Universidad Católica en Caracas, pero descubrí que eso no era lo mío, yo pasaba todos los días por ahí por Montalván frente al Pedagógico en el Paraíso, tenía amigos en el Pedagógico y como me gustaba la literatura, siempre fui buena en Castellano, encontré mi vocación accidentalmente.”

Habla con mucho cariño sobre sus padres, ellos son Jesús Pacheco y Berta de Pacheco, él fue vice- rector de la Universidad de los Andes – Táchira, ella trabajaba en la oficina de estadística vital de la gobernación del estado Miranda. En medio de la referencia a sus padres sigue hablando de su carrera:

“Trabajé 14 años en educación media y dije, bueno, ahora quiero otras cosas, hubo la oportunidad de un concurso aquí en San Cristóbal, vine para acá a concursar, gané y ya tengo como 16 años aquí en San Cristóbal.”

“Ahora me jubilé, estoy jubilada a partir del primero de septiembre, es una primicia (risas), quiero seguir en el ámbito académico, de investigación, post-grado, no perder el contacto con la universidad, fue una buena elección, de chiquitica jugaba mucho a la maestra, de alguna manera eso estaba ahí y no me había dado cuenta, ese fue el rumbo de mi carrera.”

“Si hablamos de mi línea de investigación yo trabajo mucho con la escritura de las mujeres, siempre se habla de los escritores, generalmente cuando se hacen listas de escritores y programas para dar clases son todos hombres… y las mujeres también escriben, claro no han escrito con la misma productividad que los varones puesto que las mujeres en la historia han sido sometidas durante muchos años, esto a partir del siglo XIX empezó a cambiar y ya hay muchas mujeres escritoras”.

“Yo me he puesto en esa línea, a leer un poquito a las mujeres, no con un sentido feminista, no es que rechace el feminismo, pero no es una militancia, se trata de que las escritoras también participen y que los muchachos y los alumnos y la gente en general pueda ver las cosas con la perspectiva de género, que las mujeres tenemos una visión del mundo diferente, también planteamos cosas distintas, el mundo no tiene porqué ser especialmente visto bajo el ojo masculino, las mujeres también tenemos algo que decir.”

La profesora Bettina es divorciada, tiene un hijo de 29 años, dedicado a las computadoras, su núcleo familiar se complementa con sus padres, a quienes describe como muy dinámicos, su hermana que vive aquí mismo en San Cristóbal, muy cerca de su casa y tiene además dos sobrinos.

“Es toda una polémica si existe literatura femenina o no, las mujeres mismas, las escritoras dicen que no existe, porque pareciera que nos apartaran y es un género por ahí hasta menor y eso a nadie le gusta. Desde luego tiene que haberla, hay diferencias en el lenguaje, en la manera de tratarnos, los gestos, cómo no va a haber una diferencia a la hora de escribir y de manifestar las ideas, lo que pasa es que a veces existe esa ansiedad positivista de demostrar que ese texto es escrito por una mujer o por un hombre”.

“Sin embargo he oído por ahí en ponencias… recuerdo haber ido una vez a Colombia a una ponencia, la leí, recuerdo tener a mucha gente, habían unos profesores de la Universidad Javeriana, uno de ellos se me acercó y me dijo “esa ponencia no la pudo leer sino una mujer”.

Aunque algunos autores digan que la escritura no tiene sexo, tu vez que hay algunas señales que de pronto pueden demostrar que hay un texto escrito por una mujer, las visones del mundo, las imágenes, los personajes tratados, el predominio de los personajes femeninos, quizá las figuras masculinas más opacas en la escritura de las mujeres, frente a lo que escriben los hombres que es más centrado en la visión masculina del mundo.”

La escritora favorita de la profesora Bettina es Teresa de la Parra, también le gusta mucho Ramón Sucre que es un poeta. Ella cree que las diferencias entre escritores y escritoras aun están muy marcadas, pero el siglo de la mujer es el siglo XXI, que el mundo en poco tiempo rompió con lo que se le había prohibido durante tanto tiempo y que ahora ese mundo se ha civilizado mucho, “no solo están evolucionando las mujeres, los hombres también han tenido que cambiar, el hombre se ha incorporado a otras cosas y la masculinidad se define de otra manera”.

Entre otras actividades la profesora disfruta de varios hobies: “me gusta la caminata, tengo un buen gusto en hacerlo, a veces aeróbicos, yoga, me gusta mucho bailar… pero me considero una bailarina frustrada (risas), quizá cuando era joven no habían tantas oportunidades como ahora, quizá en otra vida…”

“Si me preguntan racionalmente si creo en otra vida yo digo que no, pero cuando estoy por ahí, yo digo… hay, esto tiene que ser de otras vidas porque esos misterios, causalidades… son cosas que digo en tono de broma pero lo incorporo, algo debe explicar los cariños o las sensaciones que a veces se siente por otros.”

La profesora es católica por tradición aunque la reflexión y la espiritualidad es amplia en estos tiempos, no en vano comenta que por muchos años la iglesia fue discriminadora de la mujer, pero reitera que los tiempos están cambiando y el reconocimiento llega.

Continuando con sus actividades, “ me gusta cocinar, colecciono recetarios de cocina aunque no suelo cocinar mucho (risas), porque todo lo que se cocina engorda, vivo en una dieta eterna, me gusta la lectura, me gusta viajar, acabo de regresar de Brasil de un congreso, soy predecible no tengo gustos raros”.

Con luz en sus ojos recuerda su experiencia en la docencia, y con el entusiasmo de hacer muchas cosas ahora en esta nueva etapa de jubilada reitera no desligarse del todo de la universidad, “ya regresaré como jubilada activa, para talleres u otras actividades, los muchachos te obligan a estar al día te empapan de su energía, la juventud inyecta juventud”.

Teresa de la Parra
Ana Teresa Parra Sanojo nació en París el 5 de octubre de 1889, es la escritora venezolana más conocida, como Teresa de la Parra, es considerada una de las mujeres y escritoras más destacadas de su época. A pesar de que gran parte de su vida transcurrió en el extranjero, supo expresar en su obra literaria el ambiente íntimo y familiar de la Venezuela de ese entonces. Incursionó en el mundo de las letras de la mano del periodismo y escribió dos novelas que la inmortalizaron en toda América: Ifigenia y Memorias de Mamá Blanca. Su novela más conocida Ifigenia, planteó por primera vez en el país el drama de la mujer frente a una sociedad que no le permitía tener voz propia. Teresa de la Parra murió en Madrid, el 23 de abril de 1936.

No hay comentarios: